Desde el 26 de febrero y hasta el 30 de junio, en el marco del bicentenario del Museo del Prado, la sala 61 A del edificio Villanueva expone Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, única pintura de historia que fue encargada por el Estado con destino al museo.
Para quien no conozca al autor de la pintura, Antonio Gisbert, diré que su visión es cercana al naturalismo y que algunas de sus creaciones merecen, por derecho, figurar en la pinacoteca.
El cuadro, de grandes dimensiones, fue encargo del gobierno liberal de Sagasta. Gisbert se lo tomó muy en serio, viajando a Málaga para contemplar el lugar de la ejecución, entrevistarse con algunos testigos y obtener retratos de los protagonistas de uno de los sucesos más destacables de nuestro siglo XIX.
Tras dos años de trabajo, fue entregado en 1888, cosechando elogios de crítica y público. Personajes de la talla de Ramón Gómez de la Serna y Antonio Machado expresaron su aprecio por esta gran obra, que vale la pena ver y estudiar. Pinchad sobre la reproducción de arriba y me daréis la razón.
Coincidiendo con la exposición, se ha celebrado la conferencia que, con el título Una puntura para la nación. El fusilamiento de Torrijos, ha impartido Javier Barón.
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