He estado apartado del mundanal ruido literario desde hace meses. Casi un año. El pasado 8 —el 8 que me acompaña en las últimas fechas— de abril, las buenas artes de mi editor me sacaron de mi espiritual retiro para transportarme en bandeja de plata a la entrega del premio de novela que organiza la Fundación José Manuel Lara Hernández. El oropel no me causó impresión. La agradable charla de los miembros de la mesa —mesa 35; 3+5= 8—, sí.
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Ahora, en los próximos días, repetiré salida. Esta vez será de verdad, con responsabilidad directa sobre mis actos. La Feria del Libro de Sevilla me reclama. Y yo estoy en deuda con tantas personas.
El calendario para el día 3 de mayo, sábado, es el siguiente:
- 12:30. Firma en el stand de la librería Beta.
- 19:00. Mesa redonda sobre novela histórica en La Pérgola.
- 20:00. Firma con Casa del Libro.
El domingo —4— repetiré firma, si no hay contratiempo, mañana y tarde.
El 5 regreso para Madrid. De nuevo el 3 y el 5 se unen para sumar ese ocho cabalístico y justo.
Federico, Miguel Ángel, va por vosotros.
Posdata 1: dejo la pregunta de siempre en el aire. ¿Realmente hay sevillanos voluntariosos, amables en grado superlativo, para cubrir cuatro sesiones de firma de un autor que no ha sido noticia en tantos meses?
Posdata 2: siento confirmar —me dirijo a los lectores entusiastas que, a través del correo electrónico, han preguntado— que este año no se han programado visitas por la Sevilla de La judía más hermosa. Otra vez será.
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