De cuando en cuando, muy de tarde en tarde, una canción sencilla, bien hecha, me saca de ese remedo de tristeza que llevo pegado a la cara. Muevo el cerebro dentro del cráneo, se me escapa un pie, rítmico, contra el suelo. Acabo rotando como una peonza, arriesgando la integridad de mi frágil cuello.
El domingo me ocurrió, después de no sé cuántos meses. Enojado por un vecino incívico que se llama Eugeni. Eugeni, Eugenio, es un nombre de origen griego que viene a significar «de buen origen, bien nacido». Y lo tiene, pero por desgracia tan valioso atributo no alcanzará la siguiente generación. Eugeni es el perfecto mal nacido que se cree más listo y con más derecho en el manejo de los decibelios de la garganta que cualquier otro, sean las dos de la tarde o las dos de la mañana. Qué importa si los demás no duermen y tienen que cambiar sus hábitos de sueño. Quejicas, todos…
Ahí andaba, cargándome de la ira que dispara mi «ingenio» cuando soy víctima de la injusticia más estúpida y más turbadora, tallando en piedra berroqueña la estrategia a seguir en defensa de lo inalienable, y sonó: podría ser peor.
Va a costar
Hacer ver que no hay dolor que todo sigue igual
Esconder los desperfectos y disimular
Qué bonita
Es la felicidadPodría ser peor
Nuestra frase favorita
De despertador
El recurso eterno
Socorrido y sanador…
Conocía el grupo. LA CASA AZUL. Un soplo de aire fresco, la perfecta combinación de letra (simple e inteligente) y música (rítmica, pegadiza y bien instrumentada). La mejor manera de superar el regusto que un Eugeni puede dejar en tu mente y tu cuerpo maltrechos por la falta de sueño y el exceso de indignación.
La Casa Azul publica en el sello Elefant Records, interesante, con una estética simpática y unos grupos más que meritorios.
Si queréis escuchar el tema Podría ser peor, hay enlace de YouTube a disposición aquí abajo.
No podría ser mejor.
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