A estas alturas, cualquiera que conozca mi trayectoria literaria sabe de mi debilidad por Herbert George Wells. Alguien que ha escrito La máquina del tiempo merece mi atención.
Un joven Wells participa en Yo también fui Jack el Destripador, aportando su entusiasmo reformista y sus ansias fabianas. Suya es una frase que servía en 1888, en 1946 y hoy, 13 de agosto de 2015: «La educación es una carrera entre la civilización y la catástrofe».
Tan lúcido sujeto murió un 13 de agosto, finalizada la II Guerra Mundial, en 1946. También esa luctuosa noticia cobra relevancia en la novela que protagoniza John Riordan. Sus morlocks aparecen en uno de mis primeros relatos premiados: Para Elisa, un espejismo. Y, ya en sus últimos años, llegó a escribir 42 to 44, dándome la oportunidad de volver sobre el número de mis mareos literarios.
Además, puso su firma en obras tan exitosas como El hombre invisible, La guerra de los mundos, Los primeros hombres en la Luna y La isla del doctor Moreau. Me permito añadir un relato corto, de singular interés para mí, titulado La puerta en el muro.
Todos esos argumentos son suficientes para ensalzar la figura de un hombre de convicciones firmes, en pos de la justicia, con el ánimo de ejemplarizar a través de la literatura. Hay uno, sin embargo, que gana a todos en mi corazón. Una película.
Los pasajeros del tiempo (Time after Time) se estrenó en Estados Unidos el 31 de agosto de 1979, coincidiendo con el aniversario del primero de los crímenes de Jack el Destripador. Llegó a España en febrero del año siguiente. Su argumento, extraído de la web Filmaffinity, enseguida llama la atención:
Londres, 1893. Tras cinco años de inactividad, Jack el Destripador vuelve a las andadas. Huyendo de la policía, el asesino entra en el laboratorio del joven H.G. Wells y huye en su reciente invento: una máquina del tiempo. Después de recuperar su ingenio, Wells descubre que el Destripador escapó al futuro: ahora deberá ir tras él…
Conocía a su director, Nicholas Meyer, por dos novelas que tenían a Sherlock Holmes y su fiel Watson por protagonistas: Elemental, doctor Freud (The Seven-per-cent Solution) y Horror en Londres (The West End Horror). Fue una emocionante aventura ver la película en que Wells persigue al Destripador en la famosa máquina hasta el año 1979. Tan emocionante que marcó para siempre mi interés por Meyer, Wells y Jack.
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