He de pedir disculpas a los amables lectores de esta Página por mi prolongado silencio de los últimos meses. Desde el 29 de mayo no incorporaba ninguna información. Os dejé con el anuncio de la sacrosanta firma en la Feria del Libro de Madrid y me esfumé. Qué mejor modo, novelesco y literario a un tiempo, de desaparecer de las pantallas de ordenador.
Podría presumir de una incursión por África, aventurera y venturosa, y a fe que no mentiría. Un año más, tras el parón del anterior, visité mi amada Zanzíbar. Y un año más, con vocación de Crusoe, me enclaustré en la habitación del hotel a escribir la novela que me proporcionase el boleto para el parnasillo literario de nuestro capitidisminuido panorama cultural, temiéndome la llegada del inexorable Viernes que me obligase –por falta de posibles y vacación– a retornar a la vieja y achacosa Europa.
Sé que exagero, pero no acabo de decidir cuánto. Lo cierto es que llevaba encerrado desde junio –en Madrid, se entiende– y que el paréntesis africano no cambió mucho mis costumbres. Claro que no es lo mismo asomarse al cristal y ver una calle con oleadas de automóviles que contemplar el vasto Índico, con sus playas de arena blanca y su agua del color de los ojos que soñamos de adolescentes. Así hasta el corazón mismo de diciembre, mes conradiano por excelencia. Y, ¿a qué tanto encierro? Pues a qué va a ser, a ese empeño tragicómico de escribir la obra inmortal que todos esperan de este tímido deglutidor de ideas y palabras.
La actividad, ardua y silenciosa, finalmente ha quedado plasmada en el papel. Una nueva novela está lista para el punto y final; ese redondelito negro tras el que se halla el mar tenebroso de la impaciencia, mi océano lleno de tormentas, monstruos acechantes y, lo que es aún peor, encalmadas difíciles de soportar. Este marino, mis amigos, no sabe alejar la yema del dedo índice de la tecla. Una novela termina. Ya estoy barruntando la siguiente.
¡Qué mejor modo de comenzar un año! 2005 fue bueno, como veréis en próximas noticias, para mí. Deseo que éste que comienza sea, para vosotros, todavía mejor.
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