Nadie muere en Zanzíbar, con sólo dos días de vida, se ha expuesto al siempre arriesgado acto de la firma en la Feria del Libro de Sevilla.
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Ha sido durante cuatro sesiones de una hora, ayer día 7 y hoy, esta misma mañana.
Ni la lluvia, abundante en momentos determinados, ni la natural sosería del autor han logrado espantar a lectores, «blogueros», escritores, allegados, amigos y familiares, haciendo de la estancia en Sevilla un par de jornadas inolvidables, dignas de nostalgia y gratitud.
A modo de reconocimiento por el trato recibido, he de destacar a los profesionales de mi editorial, Algaida, y de las librerías que acogieron las firmas:
- Casa del Libro, día 7, 19-20 horas.
- Reguera, 7, 20-21.
- Beta, 8, 12-13.
- El Oso y su Libro, 8, 13-14.
También, cómo no, a los abnegados responsables de blog literario que me honraron con su visita y su afecto: Books & Co. y Libros en el petate.
Y, sobre todo, a esos lectores que me trajeron la hermosa realidad que encierran los libros: la complicidad entre dos personas que no se conocen verdaderamente, apenas se tratan y, sin embargo, crean un vínculo perdurable.
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