Cuando los años se cuentan por ferias del libro, la ilusión de que uno envejece más despacio suele acompañar al autor.
Madrid, 4 de junio de 2016, 19:00 horas. Noelia y todos los responsables en la Feria del grupo Anaya se vuelcan para que Nadie muere en Zanzíbar tenga sus minutos de gloria…
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Los amigos hacen otro tanto, difundiendo una simpática invitación que apela a los clásicos valores de la convivencia y la cervecita.
Resultado: dos horas y media de brevísima conversación con familiares, amigos, allegados, compañeros y… lectores. Dos horas y media para firmar más de sesenta libros de Lo que sé de ti, La judía más hermosa, Yo también fui Jack el Destripador, Diario de ausencias y acomodos y Nadie muere en Zanzíbar. Sí, ya sé que no soy un dechado de rapidez, pero mis dedicatorias salen del corazón y la tinta tarda en llegar desde el pecho hasta la mano y el bolígrafo.
Ha sido emotivo, por el acto en sí y por la dimensión que va adquiriendo una trayectoria sobre la que rara vez reflexiono. No soy proclive a desandar mis pasos. Aprendo de los errores y miro hacia delante.
Mis disculpas para los trabajadores de la caseta, que han exhibido su paciencia a la hora de echar el cierre. Mis disculpas sentidas, cómo no, a aquellos cuya generosidad no he podido corresponder con mi firma.
15 junio, 2016 a las 7:12 pm
Fue un placer verte y, tranquilo, la espera mereció la pena, tus dedicatorias son una delicia.