Alyssa Monks pintó Líquido en 2006, justo cuando yo estaba a punto de rendirme a la evidencia de que 13 de septiembre jamás vería la luz al final de su largo túnel.
Alyssa Monks es una joven pintora nacida en New Jersey, Estados Unidos, con un currículo profesional envidiable, cuajado de premios y becas. Tropecé con ella por casualidad, mientras buscaba fotografías de artistas en la ejecución de su obra.
Alyssa Monks ha trabajado el agua como pocos pintores han hecho. Con verosimilitud y riesgo, otorgando tanto protagonismo a la forma como al fluido que la cubre. Si leemos sus palabras al respecto, entenderemos el empeño que la impulsó: «Siempre me he sentido atraída por el agua desde que era una niña. Era conocida por aventurarme en la piscina, sin vigilancia, en más de una ocasión. Como adulta, todavía me encanta la sensación de agua caliente a mi alrededor… Y visualmente es un mundo infinito de filtros en constante cambio, fundiéndose y desfigurando todo lo que puede verse través de ella, como una lente distorsionada. Es imprevisible y complicada en la forma en que refracta la luz y refleja la imágenes. Hace quince años pensaba que era imposible pintarla, por lo que tal vez es en parte el reto de pintar algo que se porta tan mal y aún así puede ser tan hermoso. Es versátil, es serena, es destructiva; se trata básicamente de lentes en constante cambio, reflejando y refractándolo todo. Me parece fascinante».
¿Hay algo más hermoso que el reto en el arte? ¿O, por qué no, en la literatura? Todas mis obras encuentran su origen en un propósito difícil de llevar a cabo y que constituye por ello un estímulo y un desafío. Alyssa contribuyó, sin saberlo, a lograr uno de esos objetivos. Tardé casi tres décadas en escribir las treinta páginas de 13 de septiembre. Fue un cuadro suyo, uno de los de menor complejidad técnica, el cabo suelto que, atrapado, permitió engarzar el relato definitivo. Siempre estuvieron ahí las ideas, rondándome, pero sin Líquido no lo habría culminado.
Para los que aún duden de la capacidad de esta pintora, dejaré unas muestras que considero suficientemente representativas.
¿Os habéis fijado en los modelos que Alyssa emplea? Sí, en la mayoría de las obras aparece ella misma. Es su manera de expresar intimidad, vulnerabilidad, sin artificio. En contra de lo que muchos piensan, el verdadero hiperrealismo no sólo consiste en dominar los pinceles hasta pintar como quien maneja una cámara fotográfica.
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