Alguna vez me han llamado ratón de biblioteca. No es cierto. Lo afirmo con rotundidad, pero con honda pena. Nada me gustaría más que acomodarme a diario en mi rincón, con una taza de té, un buen trozo de queso, una lamparilla y un libro. Os sorprendería saber lo poco que leo y, en consecuencia, lo poco que aprendo.
Ayer alguien me hizo una pregunta que no me respondía desde hace años. ¿Tus cinco autores españoles favoritos? Aficionado a la taxonomía como Rob Fleming, el protagonista de Alta fidelidad (High Fidelity, Nick Hornby), este tipo de cuestiones me las planteaba, camino de Moncloa con mi amigo Pepe Gayo, cada dos por tres.
He madurado y ya no soy capaz de hablar de preferidos. Pero sí me atrevo a hacer una lista de urgencia con los cinco libros (cinco escritores) que dejaron más poso en mí.
Hay un lugar feliz lejos, muy lejos
Raúl RuizVida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Don Diego de Torres Villarroel, catedrático de Prima de Matemáticas en la Universidad de Salamanca
Diego de Torres VillarroelLa busca
Pío Baroja
Niebla
Miguel de UnamunoCuentos para leer en invierno
Ánxel Fole
El empleo del tiempo pretérito hace que el más reciente de estos libros date de 1987. Y en él quiero detenerme. Raúl Ruiz no figura en Wikipedia y sólo de tarde en tarde alguien se acuerda de su vibrante obra. Murió joven. El País publicó una necrológica que comenzaba con un sencillo
«Raúl Ruiz, de 39 años, escritor, falleció en Barcelona en la madrugada del martes
a causa de una enfermedad cerebral».
En 1974 se da a conocer con la obra Torrijos y yo junto al mar, seleccionada para el premio Barral de novela, y comienza a ejercer de profesor de Lengua y Literatura en el Instituto de Bachillerato Puig Castellar (Santa Coloma de Gramenet). Abandona la enseñanza en 1978 para dedicarse por entero a la escritura. El salto de calidad llega en el 80, con El tirano de Taormina. En su corta trayectoria escribió mucho y bien. Novela, relatos, poesía, artículos. Fue objeto de un homenaje póstumo por sus antiguos alumnos el 30 de noviembre de 1987.
Ahí lo dejo. Esas líneas, leídas en cualquier enciclopedia o libro de texto, bastarían para admirar a Raúl Ruiz. No puedo olvidarme, sin embargo, de la joya editada in extremis: Hay un lugar feliz lejos, muy lejos. Pocos tendréis la oportunidad de leerla. Os perderéis el placer de comprobar que hay muchas maneras de construir una novela y que la lectura que perfora el cráneo y se aloja en el mejor rincón de tu fantasía no necesita de grandes epopeyas ni de intrigas policiales.
Raúl escribió: «… Y, no obstante, sentirse sereno en la orfandad, firme, feliz y a gusto en este cuerpo que nadie jamás resucitará» (El discurso de vivir). En su caso, no será preciso. Vive en mí.
Un último guiño. Oficialmente, Raúl Ruiz murió el 18 de agosto de 1987.
1 + 8 + 8 + 1 + 9 + 8 + 7 = 42
John Riordan, forense jubilado de Scotland Yard, murmuraría que nada —en Inglaterra, Cataluña o Zanzíbar— ocurre por casualidad.
16 marzo, 2019 a las 3:43 am
Gracias por dar a conocer a Raúl Ruiz , tuve el honor de ser su alumna en el Puig Castellar. Él me contagió su amor a la lectura y la pasión por escribir.
Raúl sigue vivo en mi corazón y nada me gustaría más que se reeditara toda su obra.
18 marzo, 2019 a las 1:41 am
Buenas noches, Nanda. Te aseguro que nada me gustaría más que satisfacer tu deseo. Ojalá algún día pueda influir en una editorial para lograrlo. Yo no tuve la fortuna de conocer a Raúl, pero también influyó en mi vocación de escritor. Agradezco tu mensaje y te ofrezco mi dirección de correo para cualquier otro comentario o tema en que pueda serte útil.
27 noviembre, 2018 a las 9:23 pm
Qué grande, erre que erre. Cuánto me alegro de haberlo leído y que su recuerdo me acompañe a estas alturas de la vida… Ya ves, amigo, que no eres el único que supo admirar su valentía y su sensibilidad.