Yo también fui Jack el Destripador

Sinopsis

¿Qué haría usted si recibiera un anónimo que contiene la confesión de Lewis Carroll recono­ciéndose Jack el Destripador?

John Riordan, octogenario forense de Scotland Yard, se enfrenta a un sujeto que posee, así lo asegura, delicados secretos del club al que perteneció en 1888. Por él pasaron escritores y artistas, teóricos de la economía, inventores, arqui­tectos y pioneros del deporte. Desde Bram Stoker o H.G. Wells hasta Bernard Shaw. Desde Alfred Waterhouse hasta John Goodall, máximo goleador de la estrenada liga de fútbol. Aquella elite de la confidencialidad viviría, con interés inusitado, las andanzas del asesino más arrogan­te que se recuerda.

John Riordan, en su condición de ayudante del inspector Abberline, se ve obligado a perseguir sombras que escapan de una época victoriana en decadencia, cuando llega a Londres como un prometedor discípulo del deductivo Joseph Bell y se enfrenta a una inves­tigación de altos vuelos. Habrá de esperar a la finalización de la II Guerra Mundial para descubrir el mayor enigma de la historia del crimen.

Yo también fui Jack el Destripador es la viva expresión de un tiempo fronterizo entre los estertores de un siglo xix velado por la hipocresía moral y la eclosión de un mil novecientos que pondrá a prueba la capacidad de regeneración del hombre y su instinto de supervivencia.

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Fragmento del libro

Nadie creyó al policía Ben Johnson, apodado Whitechapel por su encendida defensa de la ley y el orden en su oscuro barrio, cuando aseguró que acababa de ver a un tipo enjuto, bien vestido, huir de la escena del crimen con uno de esos armatostes que sirven para hacer retratos. Lo había seguido, dándole el alto, pero el sujeto se desva­neció al alcanzar el callejón de las Mentiras, generando la confusión en el bueno de Johnson y el escepticismo en sus superiores. Él, y sólo él —y ésa era una verdad del tamaño del Big Ben aunque sus jefes se encargaran de ocultarla—, había encontrado el cadáver de Mary Ann Nichols y un buen motivo para preocuparse. El hallazgo, final­mente, se lo apuntó John Neil, de placa más reluciente y matrícula más lustrosa —97 J—, cuyo mérito se redujo a ordenar que se diera aviso al doctor Llewellyn.

Whitechapel ya estaba acostumbrado a aquellas situa­ciones. Sus jefes y su distrito eran así, como solía decir él. Unos negados sin alma de bobby, los primeros; un enjambre plagado de aguijones del tamaño de la hoja de una navaja, el segundo. Homicidios y suicidios formaban la liturgia de lo que él denominaba “la cruda religión de la miseria”. Rara era la semana que no aparecía muerta una pobre mujer, como el mismo Ben me relató con el gracejo del mejor cockney. Las pobres mujeres eran prostitutas sin vocación, a las que el maltrato de la sociedad de la época, y de los maridos y amantes de todas las épocas, había empujado a abandonar sus casas e instalarse en las calles de un East End del que se aseguraba, con no poco desprecio, que poseía un número de estas meretrices superior al de las ratas de su alcantarillado. Caían víctimas del enojo de un impotente al que la masturbación fallida colocaba al borde del ridículo, de la racanería de un mal pagador, de la tuberculosis, de su propia derrota en la lucha por una subsistencia cada vez más difícil. De todas las muertes imaginables, se llevaban la palma las perpetradas a cuchillo y, entre ellas, el degüello. Degollaban el asesino y la suicida. Las armas blancas eran baratas y debían ser lo único blanco en aquellas manzanas abigarradas de casas y de indolentes que formaban el submundo de Spitalfields. Y el tajo en la garganta se tenía por el causante de una muerte rápida, segura, sin dolor excesivo cuando se actúa bajo la anestesia del frío y con las ganas que conceden la ira o la desesperación.

A todo ello se había acostumbrado —a la fuerza ahorcan— el amigo Whitechapel. Lo que vio, sin embargo, en aquella madrugada del 31 de agosto de 1888 rebasó sus peores presagios, obligándolo a vomitar las buenas lonchas de panceta ahumada y la pinta de cerveza que lo había tenido eructando desde antes de las diez y media de la noche. Ya se sabe, hay tajos y tajos.

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¿Qué ha dicho la prensa?

  • García Calderón desmonta a Jack el Destripador en su nueva novela […] Fernando García Calderón (Sevilla, 1959) es un escritor de solvente trayectoria literaria que ha destacado por novelas como «La judía más hermosa» y «El hombre más perseguido», premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, o por libros de relatos como «El mal de tu ausencia» o «Sedimentos en un pantano». Pero por encima de todo es un autor que apuesta por un estilo personal e intransferible, alejado de modas y estéticas. Tras abordar varios géneros literarios, ahora se ha metido de fondo en la época victoriana con su nueva novela, «Yo también fui Jack el Destripador» (Ediciones del Viento), una narración de intriga en la que de forma cabal se hace una investigación sobre quién fue el asesino más famoso del mundo a través de un retrato preciso de una galería de personajes decimonónicos de la talla de Lewis Carroll, H.G. Wells o Conan Doyle […] En todo caso, esta nueva novela de García Calderón sigue la estela de las anteriores por su estilo especialmente cuidado (Andrés González-Barba, 01/04/15, ABC).
  • ¿Crees qué lo sabes todo sobre Jack el Destripador? El ‎escritor‬ Fernando García Calderón nos muestra una nueva perspectiva sobre este caso en su última novela‬, Yo también fui Jack el Destripador, un ‎libro‬ que nos ofrece una de las resoluciones más brillantes de uno de los asesinos en serie más enigmáticos de la historia (El Club Express en Facebook, 26/03/15).
  • ¿Nunca te ha pasado que pensabas que lo sabías todo acerca de un tema hasta que llega alguien con nuevos datos y te sorprende? Este es el caso del escritor Fernando García Calderón, que con su última novela, Yo también fui Jack el Destripador, ofrece al lector una nueva perspectiva sobre este oscuro personaje que existió en la Inglaterra de finales del siglo XIX […]  Fernando García Calderón vuelve a sorprendernos y aporta nuevos y esclarecedores datos sobre el personaje de Jack el Destripador en su nuevo trabajo (Sergio Domínguez García, 26/03/15. El Club Express).
  • A García Calderón le ha interesado más escribir sobre «a quién favorecían aquellos asesinatos» que sobre el criminal, aunque la teoría que utiliza en su libro no tiene desperdicio (Elena Sierra, 09/04/15, Hoy.es).
  • El último sospechoso de haber sido Jack el Destripador te dejará boquiabierto (One Magazine, 27/07/15).
  • «Yo también fui Jack el Destripador» no es la clásica novela de intriga policial, de misterio, a lo Agatha Christie, sino que el autor refleja en ella las diversas caras de ese diamante literario que es la época de decadencia victoriana (eldiario.es, 27/07/15).
  • Elegante novela de enigma, intenso viaje y, aunque no se anuncie desde el principio, laboriosa y fina trama de investigación. No es habitual que la erudición suene con tal encanto. Especialmente indicado para perderse en la niebla de un Londres legendario (Lilian Neuman, 01/08/15, La Vanguardia).
  • Se ha escrito mucho y bien sobre los crímenes cometidos por este «serial killer» del siglo XIX. Hoy sigue brindando la posibilidad de que grandes escritores como García Calderón se pongan manos a la obra y consigan sacar una obra capaz de interesarnos e ilustrarnos sobre el juego de posibilidades que ofrece este personaje (Revista on line Comentamos, 10/08/15).
  • La trama de esta novela mezcla de un modo impresionante realidad y ficción. Hay que destacar el enorme trabajo que Fernando García Calderón ha hecho a la hora de construir esta novela (Felipe Velasco, 27/10/15, todoliteratura.es).

 

¿Qué ha dicha la crítica?

El escritor sevillano Fernando García Calderón propone una ingeniosa intriga literaria en torno a la inacabable fascinación por Jack el Destripador […] excelente dominio de la época que se desprende de sus páginas. Sin duda, la novela de García Calderón pertenece a la posmodernidad anunciada por Eco: volver sobre lo escrito y lo leído, usados ambos como material literario, proporciona aquí una fantasía consistente […] Todos estos personajes reales, junto con otros nombres célebres (Lewis Carroll, Bernard Shaw, H. G. Wells, el doctor Joseph Bell, Arthur Conan Doyle, Bram Stoker, el inspector Abberline, etcétera), forman aquí una tupida y ambiciosa trama cuyo objeto, sin embargo, no es tanto revelarnos la identidad del Destripador como allegarnos al mundo que hizo posible un nuevo tipo de crimen, basado en el anonimato y en el caótico hacinamiento de la urbe […] En las páginas de García Calderón, con una información abundante y bien suministrada, nos hallamos ante este mismo hecho […] Esa misma retícula donde persecutores y perseguidos repiten aquel infortunado drama, es la que podemos encontrar aquí, bajo la especie de una ingeniosa -y literaria- intriga.
(Manuel Gregorio González, 04/04/15, Granada Hoy / Diario de Jerez / Europa Sur / Diario de Almería / Huelva Información / El Día de Córdoba / Diario de Cádiz / Málaga Hoy / Diario de Sevilla).

“Yo también fui Jack el Destripador” de Fernando García Calderón no es una novela más sobre el mítico criminal que dos siglos después sigue siendo uno de los grandes enigmas de la historia reciente. Es una novela que plantea una curiosa y plausible teoría acerca de la identidad del mítico asesino […] Con un estilo narrativo impecable, el autor consigue una maravillosa ambientación en la que incluso llegas a sentir esa espesa niebla que siempre hemos visto en las películas cuando Jack salía de caza […] Un libro 10.
(Ana García, 13/04/15, Quelibroleo.com)

También Fernando García Calderón ha querido dejar constancia de su apuesta en su nueva novela Yo también fui Jack el Destripador y su dedo acusador señala en una dirección que a todos nos dejará atónitos […] Fernando García Calderón construye para el lector un Londres victoriano casi en 3D, por lo que no resulta difícil sentirse integrado en la sociedad del momento […] Más allá de la evidente labor de investigación que ha tenido que realizar el autor para componer esta novela, habría también que destacar la cuidada ambientación […] Creo que se hace necesario leer esta novela con suma atención y no solo por un argumento lleno de pistas que son auténticas piezas de relojería, sino también porque el autor recrea el Londres del momento en todos sus ámbitos y desde todos los puntos de vista, en una compleja construcción laberíntica en la que no hay callejones sin salida y donde, tarde o temprano, un punto te conduce a otro. Fernando García Calderón realiza en esta novela un ejercicio de inteligencia que a mí me ha dejado sin habla. Es como si, aprovechando un argumento que gira alrededor de uno de los mayores misterios policíacos de todos los tiempos, hubiera podido comprimir absolutamente todos los acontecimientos de aquellos años en Londres y luego lo hubiera volcado en las 384 páginas que componen la novela, de tal modo que el lector, mire adonde mire, se siente como un londinense más […] Narrado en primera persona, Fernando García Calderón hace uso de una prosa muy cuidada y un vocabulario rico y acertadamente seleccionado, con metáforas, alusiones veladas, frases de doble sentido y una ironía que destila inteligencia y finura. Yo también fui Jack el Destripador me parece una novela que ha sido especialmente cuidada en muchos aspectos y eso es algo que se nota igualmente en ese estilo del autor, elaborado y meticulosamente medido […] Para mí ha sido un placer leer un argumento de esta clase.
(Marisa G., 13/04/15, Books & Co)

Fernando García Calderón (Sevilla, 1959) revive con Yo también fui Jack el Destripador a este archiconocido antihéroe británico de una manera tan sorpresiva como admirablemente estudiada […] la novela oferta un complejo juego literario y detectivesco por el que pululan sociedades secretas, figuras de las letras británicas, como Shaw o Stoker, y una Inglaterra en mutación […] inrrenunciables virtudes de una novela con primoroso final […] García Calderón da al lector sagaz una buena resurrección del mito del Destripador y una relectura inteligente de Lewis Carroll y de sus enigmas como clave creativa.
(Jesús Nieto Jurado, 22/05/2015, El Cultural)

En esta la novela, Fernando García Calderón plantea su particular y muy creíble teoría sobre la identidad del famoso asesino londinense. Con los datos conocidos sobre los hechos y la personalidad del autor de los asesinatos, el autor parte en su historia del anónimo que recibe, cumplidos ya los 80 años, tras la II Guerra Mundial, uno de los investigadores del caso, en el que se afirma que la verdadera personalidad de Jack el Destripador, es Lewis Carroll.
El Londres victoriano aparece perfectamente retratado, no sólo nos da la sensación de que caminamos por sus calles, por el barrio de Whitechapel, por las orillas de Támesis… sino que parece que los olores se adhieren a nuestra ropa. El semblante de Whitechapel está genialmente definido cuando García Calderón nos dice que “las armas blancas eran baratas y debían ser lo único blanco en aquellas manzanas abigarradas de casas”; un ejemplo de la maravillosa forma del autor de hacernos vivir la historia y el ambiente general donde se cometieron los crímenes de Jack el Destripador.
García Calderón reconoce que “escribir una novela es como un proyecto de ingeniería” y es cierto que esta novela es tan perfecta como la maquinaria de un reloj suizo. La obra nos permite sumergirnos en la época de la crisis y el declive del imperio británico. Cuando te adentras en una trabajo como este que deambula entre la ficción y la realidad y no sólo aparecen personajes reales como los ya citados, sino que también se ven reflejados en sus páginas sus características y capacidades: deducción, inducción, observación, reflexión y lógica matemática, te das cuenta que te encuentras ante una obra única y eminente que te dirige a otras obras de la época.
La sensación que te queda después de leerla es como la que te queda al leer Alicia en el país de las maravillas, quedas en un estado mental de incertidumbre lógica que reduce nuestras defensas racionales y nos descubre nuestros mecanismos oníricos.
(Nacho GO, 06/07/2015, Planeta Eris)

Es un libro que te sorprende a cada capítulo que lees, la calidad que hay en su interior es impresionante, ya que por poco que te guste la historia no se puede negar que la ambientación y el planteamiento del libro son exquisitos. Jack es un personaje que siempre me ha gustado, ya que tuvo a un país tras de él y nunca fue atrapado, sabía que más o menos este libro me iba a gustar. Aún siendo una chica (¿Cuándo se deja de ser chica para ser mujer?) un tanto impresionable (sangre, vísceras..) me encantó porque no cruza la línea de lo grotesco. Siendo descriptivo al verlo desde la óptica de un personaje, se para en determinados detalles. Aparte nos encontramos con un personaje muy carismático y con un toque de humor negro que me encantó. Al ir de un tema que me apasiona quizá no he sido imparcial, pero es una novela muy muy buena y altamente recomendable […] 5/5.
(Lorenna, 08/07/2015, Los libros de Lorenna)

Hay una excelente galería de personajes históricos que se entremezclan con los que su autor ha creado […] Yo también fui Jack el Destripador es una acertada y muy trabajada mezcla de realidad y ficción que por un lado entretiene y por otra nos lleva a conocer más datos sobre la legendaria figura […] La metodología, sus motivaciones, la posibilidad de que existieran otras personas implicadas, las cartas que envió están cuidadosamente detalladas […] Un aspecto conseguido de forma excelente es su ambientación. La novela transcurre entre finales del siglo XIX y mitad del XX. Me ha resultado interesantísimo el retrato que el autor realiza sobre el Londres victoriano decadente y en crisis. La pobreza que elevó la criminalidad, el mesmerismo, el uso del opio y el láudano, los barrios marginales, los usos y costumbres de la época, la doble moralidad, la precariedad de los trabajadores, las injusticias e incluso ofreciéndonos datos muy concretos sobre la cultura o el pensamiento de aquella época sin olvidar el mundo de la prostitución, la gran lacra de la sociedad. Y todo perfectamente integrado en la trama. Gracias a este retrato del autor no es difícil sentirse como una camina por sus oscuras, húmedas y frías calles pensando si acechará en cualquier esquina el asesino […] El estilo narrativo del autor es impecable. Muy cuidado, pulcro y elegante. Yo también fui Jack el Destripador se desarrolla a un ritmo medio y uniforme e invita a una lectura pausada para saborear cada página. La trama está perfectamente armada, plagada de intrigas y misterios y resulta muy coherente por lo que el lector termina por creer plausible está teoría que al principio nos parecía tan descabellada. Se nota que ha sido una novela muy pensada […] Yo también fui Jack el Destripador me ha parecido una interesante novela. Con un excelente planteamiento, muy trabajada y conseguida, y desarrollada con mucha inteligencia a pesar de la dificultad que debe haber supuesto unir tantos elementos, historias y personajes diferentes que se mueven entre la realidad y la ficción.
(Albanta, 15/07/2015, Adivina quién lee)

Fernando García Calderón es autor de novelas que pasan por ser paradigmáticas de lo que puede ser un buen producto narrativo: atiende con fruición a las tramas, no es nada descuidado a la hora de recabar información y, sobre todo, es atento a lo que quieren ser lectores y se lo ofrece con generosidad.
(La conjura de los sabios, Juan Ángel Juristo, 18/07/2015. ABC Cultural)

En esta ocasión, en un alarde de calidad y buen trabajo, Fernando García Calderón nos novela una ficción con una nueva hipótesis muy seria a través de su nuevo libro Yo también fui Jack el Destripador […] Yo también fui Jack el Destripador es un libro para ser degustado y para poder disfrutar tranquilamente del estilo superior de su autor. Una novela para leer pausadamente y deleitarse con todos los protagonistas celebérrimos que aparecerán en la trama y también para sentirse en plena época victoriana. Época con muchos misterios aún por resolver, el libro es para amantes de la ciudad de Londres de finales de siglo XIX  y, cómo no, para los amantes de los genios que poblaron aquel tiempo y a los que veremos reunidos en un club Club Diógenes erudito y docto. Un placer.
(Abrir un libro, 24/08/15)

 

Publicaciones

Ediciones del Viento, 2015. ISBN 978-84-15374-76-3.

 

Enlaces externos

4 Comentarios

  1. Lázaro resucitado

    13 junio, 2015 a las 12:52 am

    El protagonista, John Riordan, merece más de una novela. Pocas veces se habrá arriesgado un autor a construir una obra de suspense, investigación, carreras y peleas incluidas, con un personaje de 80 años que desmitifica a Sherlock Holmes, a Watson y al perro de Rastreator. Todo un acierto. ¿Dónde estabas metido, Fernando?

  2. Una delicia de principio a fin, Fernando. Primero me intrigó el título, después el fenomenal párrafo de inicio, luego la trama y, desde luego, remataste con un final que demuestra que esta novela supera lo manido del destripador para entrar en el cerebro del sujeto. Quizá me mueva la euforia del momento, pero me parece tu obra más redonda.

  3. Personajes, ambientacion, intriga… había leido la novela anterior (La resonancia) y me habia gustado, pero esta me ha enganchado desde la primera pagina. Estoy con Ana Garcia, un libro 10

  4. Muy entretenida. La conocí por la web de Books&Co. y me la leí durante el fin de semana. Enhorabuena.

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