Quiero dar las gracias a lectores y allegados por los correos electrónicos remitidos interesándose por mi estado de salud. Un fragmento de El País del día 14 de septiembre puede servir para aclarar algunas de las preguntas que se suscitan:
“… Con la constatación de esta ineficacia terapéutica, el síndrome de fatiga crónica se queda no sólo huérfano de tratamientos sino que pierde peso además una de las posibles explicaciones sobre el origen de este misterioso trastorno, que parece ahora más misterioso que nunca”.
No hay mucho que añadir. Que ofrezco los conocimientos adquiridos sobre el tema a cualquiera que, directa o indirectamente, lo padezca. Mi más caluroso abrazo, que con este frío no vendrá mal.
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