Tomé el AVE de las 7:30, con la cabeza llena de sueño(s). Me bajé del tren a eso de las 10, expectante. Una joven sonriente me esperaba con el libro sobre su pecho, indicándome con aire de película que ella era mi guía. Un taxi nos llevó a la sede de Radio Televisión Española en Sevilla. En unos pocos minutos, leí, charlé y recibí parabienes de Manuel Pedraz, una institución en temas literarios. De ahí, al hotel Inglaterra, a comenzar la ronda de entrevistas con la prensa…
Cuando a las 19:00 retornaba a Madrid, ya acomodado en mi asiento del tren, pude recapitular. Acumulaba siete agradables encuentros con periodistas de distintos medios y filiaciones. Había hablado de mis recuerdos infantiles por una Sevilla tan distinta, del fondo y trasfondo de La noticia, de la sociedad española de aquellos 80 que me marcaron, en tantos sentidos.
Así fue el día 28 de marzo en que volví, tras años de ausencia, a la ciudad que me vio nacer.
Gracias a Nuria Lupiáñez, por su gentileza y dominio de la situación, a Miguel Ángel Matellanes, por el almuerzo cuajado de buenas noticias, y a todos aquellos profesionales que tuvieron la amabilidad de convertirme en objeto de su trabajo.
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