A las 8:15 horas del día 6 de agosto de 1945, el bombardero Boeing B-29 Superfortress bautizado Enola Gay arrojó la bomba atómica Little Boy sobre la ciudad de Hiroshima, arrasándola.

 

Contornos (088) Hiroshima. Enola Gay

 

Según estimaciones a la baja, 66.000 personas murieron inmediatamente, duplicándose la cifra en los días y meses posteriores.

Hiroshima se fundó en 1589. Hoy supera el millón de habitantes, convertida en el más doloroso ejemplo de la capacidad del ser humano para superar la más terrible de las adversidades. La adelfa es la flor oficial de la ciudad. Fue la primera en brotar tras el estallido.

Tres días después, Nagasaki se uniría a tan dramático suceso. A pesar de los macabros augurios, nunca el hombre ha vuelto a matar a sus semejantes de forma masiva e indiscriminada mediante una bomba de esas características. Sin embargo, todos los días se produce en algún rincón de este mundo más o menos esférico un acto de violencia mediante el uso de un artilugio creado para destruir y asesinar.

Tanta tozudez para soportar el martirio no ha servido para que aprendamos a respetarnos. Para que aprendamos a respetar a esas víctimas que un día despertaron al peor sueño que un simple objeto de 300 centímetros de longitud y 71 de diámetro pueda bosquejar.

La lluvia negra de Hiroshima sigue cayendo sobre todas ellas.