Ginés Vera aborda, también, para la revista de Valencia Agenda Urbana nuestra conversación a propósito de Nadie muere en Zanzíbar y otros asuntos de la creación literaria.
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Bajo una cabecera de amplia resonancia —»Tuve la fortuna de que esos diarios no estaban completos»—, Ginés J. Vera desgrana lo más florido de una entrevista que fue más una charla entre amigos.
- Si no he oído mal ha dicho: la “suerte” de que no estuvieran completos…
- Sí, porque cuando uno aborda una cuestión de este estilo, al principio eres escéptico por definición, sabes que con una novela te vas a tirar varios años casi con toda seguridad. En este caso me he tirado más de diez años, casi quince; tiene que ser un proyecto en el que tú creas. Un proyecto en el que tú creas casi siempre es un proyecto que generas tú, no un encargo que te hacen, y este encargo era muy, muy especial; obviamente, no iba a fallarle a mi tía, pero el hecho de que los diarios estuvieran incompletos me abría la posibilidad de buscar más allá de la mera transcripción, que no era el objetivo de partida.
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