Cuando uno toma conciencia de que va a tener en sus manos un nuevo libro que lleva su nombre, una extraña sensación de desarraigo se produce en algún punto del cerebro y en el diafragma. La lucidez te empuja a asumir que la obra ya no te pertenece.
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De lo visible y lo invisible me ha dado noches de alegría y días de desesperación. Se escribió en excelentes condiciones atmosféricas y mentales. A cambio, me obligó a buscar y rebuscar información sobre una época y unos personajes que había mitificado en mi juventud. En el camino gané conocimiento, firmé una novela de aventuras no exenta de misterios y pasiones… y tuve que poner todos mis sentidos (incluido el común) para colaborar en el programa de edición y difusión.
El archivo siguiente contiene la síntesis argumental que aparece en la contraportada del libro.
Con estos mimbres se edifica el castillo de naipes de la novela. Después, sólo queda bregar por una portada que represente los contenidos del texto. En este caso, el mérito es del ilustrador Agustín Escudero.
Dicen las fuentes comerciales que el 1 de marzo estará en las librerías.
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