Constituye el blog de la web. Un espacio para compartir una reflexión sesuda, una opinión categórica, la crítica acérrima de un libro, una vehemente recomendación cultural o el acontecimiento más estrambótico.
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Icehouse es el típico grupo del que hemos escuchado una canción y, sin embargo, ignoramos su nombre. Llevan tanto tiempo actuando que no es difícil que uno de sus estribillos nos suenen.
En 1982, entre ferias mundiales y olimpiadas, haber oído a Icehouse era un privilegio. Daba gusto enseñar la cinta grabada de una emisora de la radio más «moderna», con la presentación de un locutor con voz de locutor y experiencia en viajes a la city londinense. Hey little girl, se llamaba el tema, y todos se quedaban con la boca abierta al escucharlo. Era elegante, era pegadizo, era un portento de percusión electrónica y… era de unos australianos. No se necesitaba llamarse Bryan y apellidarse Ferry para seducir con un estribillo tan simple como éste.
Hey, little girl
Where will you hide?
Who can you run to now?
Hey, little girl
Where will you go?
Who can you turn to now?
Icehouse es la invención de Iva Davies (Ivor Arthur Davies). Hey little girl es el tema estrella del álbum Primitive man. Su artífice lleva casi cuatro décadas en el mundo de la música. Ha trabajado con Bowie y Gabriel, entre otros muchos. También, como no, con Roxy Music. Siento decirlo pero, para mí, todo se reduce a aquel tema que escuché en una madrugada de un verano inolvidable y se quedó en la caja de resonancia de mi cráneo para siempre. Un one-hit wonder, pero a mucha honra.
Pulsad sobre la imagen del disco y accederéis a 3 minutos y 52 segundos de un videoclip deplorable, cargado de buenas vibraciones. Y, si os sabe a poco, pinchad en la portada de al lado y dispondréis de la versión oficial de 12 pulgadas. 7 minutos como 7 soles.
Que Rembrandt es uno de los más grandes maestros de la pintura no admite discusión. No seré yo el que contradiga la opinión general.
Mi admiración por Rembrandt viene de largo. De la época en que me interesaron unos cuantos artistas de los territorios que conocemos como Países Bajos. El Bosco, Patinir, Brueghel el Viejo, Durero, Vermeer o Van Gogh. En todos ellos encontré inspiración para escribir historias. Conocido es que, finalmente, sería Vermeer el que se alojaría en mi pequeño universo literario, echando raíces y ofreciendo ricos frutos.
Frente a las grandes obras de Rembrandt, grandes en tamaño, intensidad y técnica, existen unos trabajos sencillos, simples bosquejos, que muestran la auténtica dimensión de este pintor: los dibujos.
Y añado, con gusto, mis tres favoritos.
Aprovecho, tras esta celebración del arte en cinco o quinientos trazos, para sugerir que visitéis una página web dedicada al genio de Rembrandt.
http://www.rembrandtpainting.net
Cuenta con una pestaña, deliciosa, dedicada a sus dibujos y bocetos. En ella, además de setenta trabajos (algunos de ellos recogidos arriba), destaca un texto de Seymour Slive, muy ilustrativo de esta faceta del artista. Aquí se dice que, mientras de Vermeer no se conserva ningún dibujo, son mil cuatrocientos los catalogados con la autoría de Rembrandt.
Lo dicho: Rembrandt. De profesión, pintor. De vocación, dibujante.
A estas alturas, hablar de Everything But The Girl ha de sonar casi retro. El dúo que me ha acompañado durante años y años con su música hermosa, sensible, arrulladora, fue creado en 1982 y echó el cierre con el cambio de siglo.
Pero me cuesta no retornar a ellos, al menos una vez al mes. La voz de Tracey Thorn es irrepetible. La combinación de electrónica y acústica de Ben Watt fascina. Juntos formaron masa crítica en mis oídos, en mi cabeza y en mi corazón, en todos y cada uno de los vinilos de la docena (disco más, disco menos) que firmaron.
De los muchos temas admirables de EBTG, hay uno que destacó sobremanera. Se trata de Missing. Inicialmente incluido en el álbum Amplified Heart, de 1994, alcanzó un éxito extraordinario gracias a una versión de Todd Terry con base de drum & bass. Está bien, no lo niego, pero yo conozco otra que merece aún más honores. Que por qué. Porque, respondiendo a una actuación en vivo, posee la instrumentación adecuada al poema que realmente es esta preciosa canción.
La tenéis justo encima, en un vídeo de calidad deplorable, con un sonido no muy allá, pero tan maravillosa que escucharla pone la carne de gallina. Comprobadlo. Apenas 5:45 minutos de vuestras vidas y nunca la olvidaréis.
Para los que queden enganchados, añado en su carátula el enlace al disco Amplified Heart completo.
Y, como fin de fiesta, os dejo otra joya. La letra del tema Missing. De lo mejor que ha parido un grupo inglés en temas intimistas.
I step off the train
I’m walking down your street again
And pass your door
But you don’t live there anymore
It’s years since you’ve been there
And now you’ve disappeared somewhere
Like outer space
You’ve found some better placeAnd I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss you
-Like the deserts miss the rain-Could you be dead?
You always were two steps ahead of everyone
We’d walk behind while you would run
I look up at your house
And I can almost hear you shout down to me
Where I always used to beAnd I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss you
-Like the deserts miss the rain-Back on the train
I ask, why did I come again?
Can I confess?
I’ve been hanging around your old address
And the years have proved
To offer nothing since you moved
You’re long gone
But I can’t move onAnd I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss youI step off the train
I’m walking down your street again
Pass your door
I guess you don’t live there anymore
It’s years since you’ve been there
And now you’ve disappeared somewhere
Like outer space
You’ve found some better place
And I miss youAnd I miss you
You´ve found some better place
And I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss you, and I miss you
-Like the deserts miss the rain-
And I miss you
-Like the deserts miss the rain-Deserts miss the rain
-Like the deserts miss the rain-
Like the deserts miss the rain
-Like the deserts miss the rain-
Hoy, por vez primera, el Giro de Italia ha dado comienzo en Jerusalén. En días pasados, Israel reconoció a Gino Bartali con la concesión honorífica de la nacionalidad. Anteriormente, en 2013, le había sido otorgado el título de «Justo entre las Naciones», figurando en el Jardín de los Justos del Yad Vashem, institución constituida para homenajear a las víctimas del Holocausto.
Gino Bartali ha pasado a la historia del ciclismo por derecho propio. Italia vivió durante años, enfebrecida, sus triunfos y su rivalidad con Fausto Coppi. Uno representaba la fe católica, el mundo rural, la derecha; el otro, la ciudad, el lujo y, aunque parezca paradójico, la izquierda. Repasemos sus éxitos.
Bartali (nacido en 1914)
- Giro: 1936, 1937 y 1946 // Tour: 1938 y 1948
Coppi (nacido en 1919)
- Giro: 1940, 1947, 1949, 1952 y 1953 // Tour: 1949 y 1952
Italia se dividió en dos, partidarios irreconciliables, hasta que se difundió una imagen que simboliza lo mejor del deporte.
La discusión entre aficiones rivales se centró en quién le ofrecía el bidón de agua a quién. Coppi, delante; Bartali, detrás. Una instantánea para la posteridad, tomada en el Tour de 1952, en plena subida al mítico Galibier. Carlo Martini, uno de los fotógrafos que cubren la carrera, toma la imagen. Al día siguiente la portada de la Gazzetta dello Sport conmociona Italia. Los dos dioses del ciclismo, los grandes rivales, muestran humanidad en medio de sus encarnizados enfrentamientos. Ambos serían amigos, amigos de verdad, para desilusión de revanchistas y desabridos.
Antes, mucho antes, Bartali había sido el héroe deportivo que los anales recuerdan. El mismo que, tras ganar el Tour de Francia del año 38, se negó a ofrecerle el triunfo a Mussolini.
Bartali no lograría más victorias porque la guerra lo impidió. Pero, durante ese largo lapso, hizo mucho más que seguir entrenando para preparar un futuro incierto.
Ahora que escribo una novela sobre cazanazis y constato la penosa actuación de personalidades de la Iglesia en la fuga de criminales de guerra, es oportuno sacar a colación a Gino Bartali y al obispo Ellia Dalla Costa. Éste ideó un plan para salvar al mayor número de judíos posible en plena Guerra Mundial. Un plan que necesitaba de un hombre como Bartali.
Durante prácticamente un año, el ciclista pedaleó semanalmente los 175 kilómetros que separaban su hogar del Monasterio de Asís, donde el deportista dejaba los documentos falsos para que fueran repartidos. Gino los escondía dentro del hierro hueco del cuadro de su bicicleta y debajo del sillín. Muchas veces se cruzó con controles policiales, tanto italianos como alemanes, pero ¿quién iba a dudar de un héroe nacional? Los agentes que se topaban con Bartali lo reconocían y acostumbraban a saludarlo con respeto; era uno de los hombres más famosos de Italia. El ciclista realizó sus rutas semanales hasta prácticamente el final de la era Mussolini, en 1945. Se calcula que sus pedaleos por los caminos de la Toscana ayudaron a salvar la vida de ochocientos judíos.
Bartali jamás contó lo sucedido. La casualidad quiso que su familia lo descubriese muchos años después, cuando él ya había fallecido. Su ética personal no le permitió alardear de su gesta. Un verdadero héroe. Mi héroe.
Para quien no la conozca, Ayn Rand se llamaba en realidad Alisa Zinóvievna Rosenbaum y nació en San Petersburgo.
Para quien no haya oído hablar de ella, Ayn Rand murió en 1982 y aún hoy la vigencia de su pensamiento es incuestionable.
Para quien sea aficionado a las frases redondas y los apotegmas cincelados en piedra, Ayn Rand es su filósofa.
Creadora del objetivismo, su pensamiento es resumido en Wikipedia, de una manera simplista, con los dedos de una mano:
No siempre estoy de acuerdo con ella, ni mucho menos. Ayn Rand razona y concluye que el capitalismo sin cortapisas es el mejor sistema, que el egoísmo es tan lógico como legítimo y que la fe (cualquier forma de fe) se convierte en lastre. Pero asumo que tenía una mente que trabajaba cada pensamiento hasta sus últimas consecuencias y que algunas de sus frases para la posteridad se han ganado el derecho a esa expresión de la gloria. Veámoslo en siete cuadros extraídos de internet.
Habréis observado que no mentía. Rand está de rabiosa actualidad. Cuando los nacionalismos —como expresión más perversa del populismo— juegan con las palabras sagradas del ideario del homo sapiens, siempre habrá alguien que, desde el uso de la razón, salga en defensa de los derechos del individuo como sujeto único e intransferible. Ahí se encontrará Ayn Rand, por muchos años que pasen y por mucho que se degrade nuestra inteligencia colectiva.
© 2023 Fernando García Calderón
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