Hay muchas de formas de divulgar la existencia de una novela. Tantas como permita la imaginación. La única verdad es que, sin este impulso, hoy en día es casi imposible que un libro se abra paso hasta la estantería del lector.
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Entre las ideas que nuestro pequeño equipo de trabajo ha puesto en práctica en los dos últimos meses, se incluye la distribución de una remesa de camisetas con la portada de Yo también fui Jack el Destripador impresa. Véase un ejemplo en una foto casera.
Estas camisetas han llegado a contados torsos de Sevilla, Valencia, Valladolid y Barcelona. Por el momento. Son una forma de publicidad, obviamente, pero también constituyen una muestra de afecto mutuo entre el lector y el escritor. No se venden. No son especialmente llamativas. Pero hay personas que las lucen con placer, con orgullo, con ese punto de complicidad que da saber que ayudan a difundir un libro.
He recibido varios correos electrónicos interesándose en ellas. No hay misterio. Allí donde esté (literariamente hablando), viajarán conmigo. Y siempre habrá una para quien la desee.
Muchas gracias y un abrazo.
21 mayo, 2015 a las 12:15 am
Muy chula, tan lúgubre. ¿Cómo se consigue?
22 mayo, 2015 a las 4:10 pm
Gracias. Envíame un mensaje a la dirección que se indica en la Página y me encargo de que te llegue.