El pasado día 14 de marzo –el tiempo pasa muy, muy deprisa– se entregaron los premios Jara Carrillo correspondientes a su XIX edición. Alguien se preguntará por qué lo menciono como si fuese el descubrimiento de una medicina o la entrega del Planeta. Respondo con presteza: por el afecto que le profeso al certamen.
Nunca he tenido la fortuna de ganarlo, así que la vanidad no me mueve a escribir estas líneas. Todo lo más, si la memoria no me falla, figuro en el cuadro de honor del… ¡95! Pero ese premio significa mucho para mí. Mi visita a Alcantarilla, para recoger un hermoso trofeo conmemorativo, marcó mi trayectoria literaria. Me proporcionó el impulso preciso en un momento de dudas personales y me permitió conocer a la secretaria y alma mater del concurso: María José Gómez. María José, directora de la Biblioteca Municipal, ha sido un apoyo constante en estos años. Lectora de mis manuscritos, feroz y amistosamente crítica, siempre estuvo –disfrazada de vibrante caligrafía femenina– cuando la necesité. Sólo hemos charlado, por teléfono, unas cuantas veces; pocos dedos hacen falta para contar nuestros encuentros: dos. Comprenderán, los que lean estas líneas, que su generosidad y amor por la literatura rebasen cualquier palabra de elogio que yo pueda expresar en esta Página.
Si aplico una objetividad que la Web no demanda, todavía puedo añadir algo más sobre el certamen. Desde hace siete años se especializa en el tema del humor –en cualquiera de sus formas–, algo de lo que nuestra literatura no anda muy sobrada que digamos, y ha alcanzado prestigio por su seriedad, organización y puntería. Varios autores jóvenes que hoy gozan de aceptación, e incluso fama, figuran en su lista de galardonados. Juan Manuel de Prada, Carlos Castán y Félix J. Palma, sin ir más lejos.
Algunos datos de interés:
- Se convoca en las modalidades de poesía y cuento.
- La dotación económica del primer premio en el recientemente fallado fue de 1.115 euros.
- Los inmortalizados del año:
Antonio Tudela Sancho, con su relato El cerco.
Nieves Fernández Rodríguez, con su obra poética Peccata minuta.
- La competencia no fue peccata minuta. Un total de 519 obras se presentaron a esta convocatoria.
- El Ayuntamiento de Alcantarilla publica periódicamente las obras destacadas.
Concluyo con una afirmación. Sería necio pensar que el fallo de un premio de literatura haya de ser justo, puesto que es una actividad desempeñada por seres humanos, con sus gustos, taras y grandezas. Nuestra exigencia ha de ceñirse a algo que va mucho más allá de la idea de acierto o error: la honradez. Todo premio, por importante que parezca, debe ir asociado a la honradez en la actuación de sus convocadores y jurados. El Jara Carrillo cumple esta condición esencial.
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